Ricardo Trevilla, el nuevo titular de la Sedena, parece tener un talento especial para la adquisición de automóviles de colección a precios de ensueño para cualquier coleccionista.
Según sus declaraciones patrimoniales, el Porsche 911 de 1974 que se jacta de tener costó la “exorbitante” cifra de 189 mil pesos, una ganga que contrasta bastante con su valor actual, que oscila entre 1.8 y 4 millones de pesos. Esos precios son casi un regalo, ¿verdad? Es como si Trevilla tuviera un don sobrenatural para comprar autos en el pasado, pero no tan sobrenatural como para no tener que explicar cómo hizo semejante “inversión”.
No solo el Porsche tiene una historia curiosa; el Chrysler Valiant del 79 también se suma a la lista de “inversiones increíblemente inteligentes”. Comprado en 2017 por 50 mil pesos y luego vendido por 250 mil, uno no puede evitar preguntarse si Trevilla tiene un negociador secreto en su equipo que le da consejos financieros de primer nivel. Quizás la estrategia consiste en comprar y vender en un mercado donde las fluctuaciones son más como oscilaciones de un péndulo. Con cada transacción, parece que el valor de sus vehículos aumenta en una especie de magia financiera que solo él comprende.
Mientras Trevilla brilla con sus adquisiciones automovilísticas, su colega Raymundo Pedro Morales Ángeles, nuevo secretario de Marina, se ha decidido a no compartir su propio patrimonio. Aparentemente, no todos creen que la transparencia sea la clave para el éxito. Morales Ángeles, con un historial notable en la Marina, no ha presentado ninguna declaración patrimonial, lo que deja a muchos con una eterna curiosidad sobre sus bienes.
Tal vez simplemente estén esperando a que el mercado de automóviles de colección se ponga a la moda en el ámbito naval. ¡Quién sabe!